SOBRE EL CONOCIMIENTO DEL COMUNISMO POR PARTE DE LA CLASE OBRERA DE NUESTRO PAÍS.

Enrique Velasco

Efectos sobre los trabajadores de la nueva forma de trabajar.-

Este tipo de sociedad y en concreto su producción, su forma de ordenar la producción, tienen unos efectos muy característicos sobre los trabajadores.

El proceso de elaboración de un producto es considerado en su conjunto, analizado en forma científica, y descompuesto en sus distintas partes o elementos más sencillos (por ejemplo en la producción textil, la lana se corta, se lava, se carda, se hila, se tinta, se teje, se cose, etc.). Pues bien, cada uno de estos movimientos, que antes hacía un trabajador, con oficio propio, ahora lo realizan unas máquinas compuestas de herramientas combinadas que no maneja el hombre, sino que éste se dedica a vigilar, accionar y alimentar la máquina.

Una de las consecuencias principales de ello es que el trabajador se queda sin su oficio. Su destreza, su experiencia adquirida y su fuerza se hacen innecesarias. La destreza pasa a la máquina que, en su propio funcionamiento mecánico incluye ya la memoria, la destreza, la cadencia que antes estaban en la persona del trabajador. El trabajador pasa de manejar y servirse de la herramienta, a servir a la máquina. La sabiduría, el conocimiento, la aplicación de la ciencia (la tecnología) va incluida en la máquina, al trabajador no le es necesaria.

Al mismo tiempo y por las mismas razones el trabajador pierde el control de la totalidad del proceso de elaboración del producto, pierde la visión del conjunto. Antes el producto era fruto de su trabajo, ahora es fruto de un conjunto complejo de factores en el que su trabajo es una pequeña parte. El trabajador no solo no controla el conjunto de la elaboración del producto, sino que ni siquiera conoce la totalidad de las fases de su elaboración, él se limita a hacer su trabajo cuya significación exacta en el conjunto desconoce.

Pierde la propiedad del producto de su trabajo. Antes, lo que él elaboraba era suyo, ahora trabaja para que le den una cantidad de dinero, desconociendo la proporción que puede guardar con su participación en la elaboración del producto, el cual una vez terminado pasa a la posesión del empresario. El empresario es el dueño de los medios de trabajo y del producto, y es también el director del proceso de producción. El trabajador que presta su actividad en estas condiciones se le llama trabajador por cuenta ajena porque todo en el trabajo le es ajeno.

El trabajador pasa, asimismo, de trabajar aislado individualmente, a hacerlo colectivamente en las fábricas y talleres. Esto implica un trato directo y continuo con compañeros, que antes no tenía.

Del hecho de trabajar en grandes centros de trabajo se deriva que pase a vivir, a residir en grandes ciudades, en grandes aglomeraciones, y por tanto, a compartir con numerosos compañeros, no solo las mismas condiciones de trabajo, sino también las mismas condiciones de vivienda, de transporte, y en general, de modo de vida.

Los inversores en medios de trabajo, los empresarios no colocan su dinero en forma de instalaciones, materias primas, salarios, etc., para retirar una cantidad igual a la que invierten, sino que pretenden obtener una cantidad adicional, un plus, al que llaman ganancia. Como suelen vender su producto en el mercado, para abaratar los costos y ganar más, han de vigilar que los costos sean los mínimos, procurando hacer sus adquisiciones a los precios más ajustados posibles. Entre los géneros que adquieren, y que intentan que lo sea al mínimo coste, están los trabajadores, es decir, el trabajo de los trabajadores. Para ello procuran pagar lo mínimo de salario, y una vez contratado el trabajador obligarle a que rinda durante el máximo posible de horas al día.

Para conseguir salarios más bajos, contratan a mujeres y niños, a quienes pagan menos de la mitad que a los hombres y con jornadas de 16 y 18 horas.

Si el negocio no marcha todo lo bien que se pretende, o el mercado no solicita en la cantidad prevista la mercancía que se produce, se prescinde de parte de los trabajadores o de la totalidad de los mismos, que como no tienen otro medio de vida que vender su trabajo, irán a vendérsela  a otro empresario por el salario que éste ofrezca. Si no se encuentra trabajo se pasa a engrosar el ejército de parados, que siempre es un buen instrumento en manos de los empresarios (si no quieres trabajar por este salario, otro lo hará).

En este escenario nace el movimiento obrero. En este ambiente de miseria material e intelectual de los trabajadores hunden sus raíces el primer comunismo, el primer socialismo, el primer anarquismo.

Lo que tienen enfrente, el enemigo, es una montaña inmensa de riqueza, al mismo tiempo que de sabiduría y maestría en el manejo de todos los órganos del Estado. Defenderse de tamaño poderío puede explicar lo áspero, lo largo, lo duro de la marcha del movimiento obrero, y de que en su jerga se hable de batallas, derrotas, enfrentamientos y, en resumen, de “lucha de clases”.

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